Europa debe ponerse en guardia y rearmarse para afrontar las “múltiples” amenazas que enfrenta. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha instado este miércoles a reforzar la industria de la defensa europea y a los Estados miembros a invertir más en ella. En un momento en el que la Unión observa con inquietud que la guerra de Rusia en Ucrania se alarga y se complica, y cómo el Kremlin refuerza sus amenazas y despliega sus tentáculos para desestabilizar la región, la dirigente conservadora, ya en campaña para repetir un segundo mandato al frente del Ejecutivo comunitario, ha reclamado la construcción de una nueva arquitectura de seguridad y fomentar la financiación para las empresas de armamento. Von der Leyen ha sugerido, además, abrir el debate para usar los beneficios que generan los activos rusos congelados por las sanciones europeas en la compra de munición y armamento para Ucrania. “Es hora de que Europa dé un paso al frente”, ha manifestado en el pleno del Parlamento Europeo celebrado en Estrasburgo.
Es una propuesta polémica. La UE y los países del G7, que reúne a las economías más industrializadas del mundo, han avanzado para inmovilizar los beneficios que dan los activos rusos con el fin de usarlos en el futuro en la reconstrucción de Ucrania. El camino para lograr utilizar ese dinero que van generando, incluso para ese objetivo, no ha sido sencillo y se ha enfrentado a las dudas de varios Estados miembros sobre la legalidad de la medida y el impacto que pueda tener para la UE como lugar de inversión.
Von der Leyen abre ahora otra puerta: que esos ingresos extraordinarios no solo se usen para la reconstrucción sino para armar a Kiev a través de compras conjuntas de material militar y que combata al agresor ruso. “No podría haber mayor símbolo ni mayor uso para ese dinero para hacer de Ucrania y de toda Europa un lugar más seguro para vivir. En última instancia, se trata de que Europa asuma la responsabilidad de su propia seguridad”, ha dicho la jefa del Ejecutivo comunitario en un debate parlamentario sobre la seguridad y la defensa europeas.
La Comisión Europea busca reforzar su industria de armamento, que se ha ido quedando atrás tras años de desinversión por los Estados miembros. Bruselas ultima ahora una nueva estrategia de defensa que, como ha adelantado EL PAÍS, apuntalará una central de compras conjuntas (como la usada para comprar gas o vacunas contra la covid-19), con programas para estandarizar los arsenales de los socios, hoy muy diversos, y con proyectos para fomentar la financiación privada (a través de impulsar redes de inversiones) y pública. La nueva estrategia, que ultiman el alto representante para Política Exterior y Seguridad, Josep Borrell, y el comisario de Interior, Thierry Breton, plantea a los Estados miembros y al Banco Europeo de Inversiones (BEI) que modifiquen la política crediticia de la institución para permitir financiar empresas de armamento y munición, según el borrador del texto.
“La amenaza de guerra puede no ser inminente, pero no imposible”, ha recalcado Von der Leyen. “No se deben exagerar los riesgos de una guerra, pero sí hay que estar preparados para afrontarlos. Y eso comienza con la urgente necesidad de reconstruir, reponer y modernizar las fuerzas armadas de los Estados miembros”, ha apuntado. También ha insistido sobre ello la líder de los liberales de Renew en el Parlamento Europeo: “Tenemos que construir un auténtico mercado interior de la defensa”.
La llamada de Von der Leyen a Europa a rearmarse y la preparación de la estrategia coincide con un momento de gran inquietud en la UE, que observa a Estados Unidos y el posible regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. También con un tiempo complicado y crucial para Ucrania en el campo de batalla, donde Rusia ha recuperado (aunque tímidamente) la iniciativa y las tropas de Kiev se enfrentan a una falta de munición y están combatiendo con armas sobrecargadas. Varios Estados miembros están tratando de impulsar un plan de compras conjuntas fuera de la UE para tratar de agilizar los pedidos y han identificado algunos proveedores que pueden hacer esas entregas casi inmediatas, según ha asegurado el primer ministro checo, Christian Fiala.
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Otros, como los Bálticos y Polonia, reclaman también a los demás socios que envíen más armas a Ucrania y más potentes, un paso al que Alemania, por ejemplo, se niega. Berlín ha rechazado entregar a Kiev misiles de crucero Taurus —armas muy precisas que pueden alcanzar unos 500 kilómetros—. Como marea de fondo, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha llegado a sugerir que no se descarta el envío de tropas terrestres de países aliados de la OTAN a Ucrania, aunque no entren en combate con Rusia.
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