El grupo político de centroderecha en Groenlandia logró un inesperado triunfo en las elecciones generales, en un proceso electoral dominado por la discusión sobre la independencia y los recientes comentarios del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, respecto a su intención de comprar el territorio.
El partido de centroderecha de Groenlandia obtuvo una sorpresiva victoria en las elecciones generales, en una votación marcada por el debate sobre la independencia y las recientes declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre su intención de adquirir el territorio.
El Partido Demokraatit, que aboga por un proceso gradual de independencia de Dinamarca, obtuvo cerca del 30% de los votos, según los resultados casi definitivos. Su líder, Jens Frederik Nielsen, de 33 años, enfatizó la importancia de la unidad en un momento en el que la isla enfrenta un creciente interés internacional. «Groenlandia necesita mantenerse unida en tiempos de gran atención desde el exterior», declaró, agregando que su partido buscará acuerdos con otras fuerzas políticas para formar una coalición.
El sistema gubernamental de Groenlandia posibilita que la isla gestione sus propios asuntos domésticos, mientras que Dinamarca retiene el control sobre la política exterior y de defensa. En estas elecciones, cinco de los seis principales partidos estaban a favor de la independencia, aunque tenían distintas opiniones sobre la rapidez con la que debería lograrse.
El partido Demokraatit, que experimentó un notable incremento de apoyo en comparación con las elecciones pasadas, adopta una postura moderada dentro del movimiento independentista. En segundo lugar quedó Naleraq, un partido que propone una separación inmediata de Dinamarca y busca un acercamiento con Estados Unidos, logrando casi una cuarta parte de los votos.
Los partidos que estaban en el poder, Inuit Ataqatigiit (IA) y Siumut, fueron desplazados a la tercera y cuarta posición, lo que significó una derrota inesperada para el primer ministro Mute B Egede.
Los partidos gobernantes hasta ahora, Inuit Ataqatigiit (IA) y Siumut, quedaron relegados a la tercera y cuarta posición, lo que marcó una derrota inesperada para el primer ministro Mute B Egede.
El interés estratégico de Groenlandia ha llamado la atención del presidente estadounidense, quien ya había sugerido la compra de la isla en 2019. Desde su retorno a la Casa Blanca en enero, ha reiterado su deseo de adquirir el territorio, destacando su relevancia para la seguridad nacional de Estados Unidos. «Groenlandia es necesaria para nuestra seguridad nacional. De una forma u otra vamos a conseguirla», afirmó durante un reciente discurso ante el Congreso. En declaraciones anteriores, no descartó la posibilidad de utilizar la fuerza para lograrlo.
El primer ministro saliente, Mute B Egede, ha rechazado de forma tajante cualquier posibilidad de vender el territorio, demandando que la isla sea tratada con respeto. Por otro lado, el gobierno de Dinamarca también ha reaccionado con determinación, oponiéndose a cualquier intento de interferir en la soberanía de Groenlandia.
El primer ministro saliente, Mute B Egede, ha rechazado categóricamente cualquier posibilidad de venta del territorio, exigiendo que la isla sea tratada con respeto. Por su parte, el gobierno de Dinamarca también ha respondido con firmeza, oponiéndose a cualquier intento de interferencia en la soberanía de Groenlandia.
El resultado de estas elecciones refleja el creciente deseo de autodeterminación entre la población groenlandesa, así como la compleja dinámica geopolítica en la que se encuentra la isla debido a su ubicación estratégica y sus recursos naturales aún sin explotar. Con la formación de una nueva coalición de gobierno en curso, el futuro de Groenlandia sigue siendo un tema de interés tanto a nivel local como internacional.