El presidente francés, Emmanuel Macron, y sus socios europeos quieren enviar un mensaje al ruso Vladímir Putin: Europa, dos años después del ataque a gran escala contra Ucrania, ni está cansada de la guerra ni permitirá que Rusia la gane. Una veintena de líderes y ministros de la Unión Europa y la OTAN intentarán este lunes en París contrarrestar el pesimismo occidental sobre el curso de los combates, y comprometerse a reforzar la ayuda al país agredido.
Los líderes presentes en París afrontan las dudas crecientes sobre su capacidad para suministrar a tiempo y en la cantidad necesaria las armas y la munición que Ucrania requiere para frenar los avances rusos. El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, prevé intervenir por vídeo en la sesión de apertura a las 17.00.
A la conferencia asisten el canciller alemán, Olaf Scholz, y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, pero no se espera la presencia de la italiana Giorgia Meloni. Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido —socios en la OTAN, pero no de la UE— están representados por un subsecretario de Estado en el caso estadounidense y por ministros en los otros dos.
La convocatoria, improvisada por Macron a toda prisa, responde a la urgencia del momento. Un motivo inmediato: el bloqueo de la ayuda en el Congreso de EE UU, que deja a los europeos solos en la ayuda a Ucrania. Y otro a medio plazo: la hipótesis de que, con una victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de noviembre, la primera potencia mundial se desentienda de Europa.
“Si no nos dotamos de los medios para a la vez hacer más y hacer mejor [por Ucrania], corremos el riesgo de ceder demasiado espacio a los rusos”, dijo en vísperas de la cumbre un consejero del presidente francés, que pidió anonimato. El objetivo de la cumbre es doble, según el consejero: “Señalar muy claramente al presidente Putin que, uno, no ganará, y dos, que no estamos cansados, que estamos totalmente determinados.” El consejero añadió: “Estamos motivados y comprometidos por la victoria de Ucrania”.
El contexto interno europeo también cuenta, con las elecciones parlamentarias de junio a la vista y las movilizaciones de campesinos. Uno de los motivos de estas protestas —y más significativo en cuanto más cerca se encuentran de la frontera de la UE con Ucrania— es el rechazo a la competencia de los productos agrícolas ucranios y el temor a la entrada de este país en la UE.
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Francia, Alemania y el Reino Unido, en aplicación a una decisión en el G-7 el pasado julio, han firmado este invierno acuerdos de seguridad con Ucrania. Aunque los acuerdos les comprometen en los próximos 10 años en la ayuda para el país agredido, no suplen la obligación de defensa mutua que representaría un ingreso en la OTAN.
Acelerar la producción de munición
Uno de los puntos que los líderes abordarán en París es cómo acelerar la producción de munición para Ucrania o su compra a terceros países. “Hay que poder entregar más obuses”, dice el citado consejero del Elíseo. “Compraremos obuses ahí donde estén disponibles.”
En el trasfondo de la reunión planea la discusión sobre quién aporta más ayuda o menos a Ucrania. Francia, que aparece en una peor posición respecto a Alemania en la clasificación que establece el Instituto económico de Kiel, defiende que no solo hay que cuantificar el valor económico de las armas, sino su eficacia en el teatro bélico.
Macron, en los meses posteriores a la invasión de 2022, mantuvo un canal de diálogo con Putin, que cortó hace más de un año. E irritó a Ucrania y a los socios del flanco oriental de la UE al declarar que había que evitar “humillar a Rusia”. Ahora ha abandonado del todo esta posición, y la conferencia de París puede interpretarse como un intento de asumir el liderazgo europeo en la guerra y ante Putin.
Macron denuncia desde hace unas semanas lo que llama “un cambio de postura” de Rusia, “más agresiva, no simplemente ante Ucrania”, como dijo hace 10 días el presidente francés durante una rueda de prensa junto a Zelenski en París. Se refería a una serie de actos considerados hostiles, desde campañas de desinformación al posible despliegue de armas nucleares rusas en el espacio. A esto se añade la muerte bajo custodia del disidente ruso Alexéi Navalni y el asesinato en España de un desertor ruso.
“Este cambio de postura por parte de Rusia”, dijo el presidente francés, “exige una reacción colectiva”.
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