Elisa Aguilar (Madrid, 46 años) ha bajado una planta pero ha subido a lo más alto. La exjugadora internacional de baloncesto, 222 partidos con la selección, ha pasado de trabajar en el noveno piso de la sede de la Federación Española, como directora de competiciones, a ocupar en el octavo el despacho de presidenta. La primer mujer en asumir el cargo en 100 años de vida de la institución reflexiona sobre sus desafíos.
Pregunta. Agosto de 1990. Elisa Aguilar es una chica de 14 años que se pone por primera vez la camiseta de la selección. ¿Qué queda hoy en la mujer que es presidenta de la federación?
Respuesta. Me sigue enamorando este deporte como me enamoraba entonces. Sigo ilusionada, antes por jugar y ahora en los despachos. He potenciado cosas que en 1990 tenía en esencia: el sentido del equipo, la humildad, la capacidad de trabajo, el sacrificio. Después de tantos años, queda bastante de esa chica.
P. ¿De qué se siente más orgullosa en este camino?
R. A nivel deportivo, de las medallas, de ir a unos Juegos y de disfrutar del equipo de mi vida, la selección, en 222 ocasiones. Estoy orgullosa de haberme retirado cuando quise, en lo más alto, campeona de Europa en Lille 2013. Siempre recuerdo ese día con una sonrisa que nadie me puede quitar de la cara. También me siento orgullosa de los valores que siguen estando conmigo, de seguir en esta casa donde empecé en una cancha y ahora estoy en el puesto de máxima responsabilidad, y de que el baloncesto español sea una referencia mundial. Me siento privilegiada.
P. ¿Qué ha pensado cuando se ha quedado sola en el despacho?
R. Es una sensación rara. Mi despacho estaba en la novena planta y ahora en la octava. Es una sensación de responsabilidad pero también es un paso natural, de cercanía. Conozco la casa. Es un sueño cumplido. Siento satisfacción.
P. ¿Su primera tarea?
R. Quiero empezar por la estructura interna de la federación. Transmitir absoluta tranquilidad. Les quiero dar el mensaje de que somos el mejor equipo, tenemos grandes retos y les necesito. Iré a las federaciones autonómicas para visitar a los vicepresidentes, estar con la ACB, con la asociación de jugadores, los socios patrocinadores…
P. ¿Los pilares de su proyecto?
R. Aumentar las licencias hasta el medio millón en 2030. Es fundamental subir los practicantes del baloncesto. Renovar patrocinios. El preolímpico de Valencia es clave por la organización. Poner todo de nuestra parte para que Rudy viva sus sextos Juegos. El convenio de colaboración con la ACB y el convenio colectivo de la Liga femenina.
P. “Creo en la meritocracia”, afirmó. ¿Es un concepto vigente en la sociedad actual?
R. Yo hablo de lo que vivo. Que alguien llegue a la presidencia de la Federación Española de Baloncesto es noticia por la importancia que tiene. Como soy mujer, tiene más repercusión porque es la primera vez en 100 años que sucede. Es por meritocracia absoluta. La asamblea quiere tener a alguien que les represente, que marque las líneas de trabajo, en quien confíen por su formación y experiencia. Si no me vieran así, yo no estaría ahora aquí. En la federación todo el mundo está por meritocracia. Que en la sociedad haya otros casos por imagen o por quedar bien, puede ser. En el mundo en que yo me muevo prima la capacidad de las personas para desarrollar su trabajo.
P. ¿Las subvenciones públicas dependen de la paridad?
R. El Consejo Superior de Deportes solo da ayudas si cumples con unos porcentajes, y nosotros recibimos ayudas.
P. ¿Qué valora en Sergio Scariolo como seleccionador?
R. He hablado con él y le he transmitido la confianza absoluta en su trabajo. Nos encantaría que siguiera. Le avala todo lo que ha conseguido, es el mejor seleccionador que podemos tener por su capacidad de trabajo y por cómo se involucra en toda la estructura de competiciones y la formación. Nos da un plus más de lo que es ser solo seleccionador.
P. Después del Mundial, ¿conviene mantener los pies en el suelo con la selección masculina?
R. Siempre hemos sido realistas, pero fuimos al Eurobasket de Berlín y nuestra forma de competir nos hizo ganar el oro. Teníamos los pies en el suelo y somos campeones de Europa. En este Mundial también sabíamos que era muy complicado. No pudimos llegar a lo más alto, pero somos sensatos. Cumplimos el objetivo de estar en el preolímpico.
P. ¿Qué valores representa el baloncesto español?
R. Tenemos un valor que nos diferencia en el mundo que es nuestro sentimiento de pertenencia e identidad, siempre querer estar, el respeto a la camiseta. Es una imagen que damos dentro y fuera de la cancha. Con iniciativas como los Golden Boys 2.0 hacemos que los jóvenes trabajen con sus ídolos. Ese sentimiento de pertenencia nos da un valor incalculable que vamos a potenciar con el Club España, para que estén atendidos desde la formación hasta los sénior.
P. ¿Las expectativas son muy altas respecto a las próximas generaciones?
R. Se lo han ganado en la pista. Llevamos dos veranos con muchas medallas. Vienen jugadores y jugadoras pisando fuerte. Las experiencias se tienen que adquirir, no se pueden traspasar. Hay que tener paciencia. El futuro nos genera mucha ilusión.
P. ¿La selección femenina ha alcanzado una estabilidad después de una época convulsa?
R. Ha habido un acierto importantísimo: tras el verano de 2021, contar con Miguel Méndez como seleccionador. Le he tenido como entrenador en Rivas, sé de lo que hablo. Es metódico, empático, tiene carácter y saca lo mejor de las jugadoras. Hemos hecho un proceso muy natural. Cuando Amaya Valdemoro y yo nos fuimos, cogieron el relevo Laia Palau, Anna Cruz, Xargay, Nicholls, y ahora siguen Alba Torrens y Silvia Domínguez, y la clase del medio con Queralt Casas, Cristina Ouviña y Laura Gil, y por detrás las tres C: Conde, Cazorla y Carrera. Compiten muy bien en los clubes y fuimos plata en el Eurobasket.
P. ¿El cisma del calendario internacional está superado?
R. Espero que sí. Me da tranquilidad que el presidente de FIBA Europa sea Jorge [Garbajosa]. Conoce esta situación y es conciliador para tender puentes. En el baloncesto no nos podemos permitir ninguna fractura, tenemos la responsabilidad de sentarnos y negociar. Si no, nos vamos a empequeñecer.
P. ¿Qué piensa de la fuga de canteranos a EE UU?
R. Estamos en un mundo global. Yo fui una de las primeras que se fue a Estados Unidos, en 1997. Es un tema que nos ocupa. Debemos trabajar en que ese talento quiera luego volver.
P. En su presentación dijo que el baloncesto puede cambiar el mundo. ¿Cómo?
R. El deporte es una herramienta muy potente. Tenemos todos los ingredientes para hacer una sociedad mejor. Cuando juegas al baloncesto adquieres valores, haces amistades, tienes hábitos de salud, puedes ser un ejemplo. Las selecciones son el mejor ejemplo de que el baloncesto puede cambiar la sociedad.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.
Suscríbete para seguir leyendo
Lee sin límites