El Arsenal que hace un año lideró la Premier en una de las galopadas más emocionantes de su historia se estrelló contra el Tottenham en el Emirates. En su casa. Ante su público jubiloso y sentimental. El derby del norte de Londres, uno de los partidos de mayor tradición en Inglaterra, acabó 2-2 después de un intercambio revelador para los dos equipos. Al cabo de la jornada la clasificación señala que el Arsenal es quinto con 14 puntos, los mismos que el Tottenham que es cuarto por debajo de Brighton (15), Liverpool (16) y Manchester City, que solo cosecha victorias (18).

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David Raya, Zinchenko, Gabriel, William Saliba, Ben White, Fabio Daniel Vieira (Kai Havertz, min. 45), Odegaard, Declan Rice (Jorginho , min. 45), Bukayo Saka (Emile Smith-Rowe, min. 96), Eddie Nketiah y Gabriel Jesus (Reiss Nelson, min. 77)

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Tottenham

Guglielmo Vicario, Pedro Porro, Iyenoma Destiny Udogie, Mickey van de Ven, Cristian Romero, Yves Bissouma, Brennan Johnson (Manor Soloman, min. 62), Dejan Kulusevski, Pape Sarr, James Maddison (Hojbjerg, min. 78) y Heung-Min Son (Richarlison, min. 78)

Goles 1-0 min. 25: Cristian Romero (p.p.). 1-1 min. 41: Heung-Min Son. 2-1 min. 53: Bukayo Saka. 2-2 min. 55: Heung-Min Son.

Árbitro Robert Jones

Tarjetas amarillas Iyenoma Destiny Udogie (min. 14), Pape Sarr (min. 45), Yves Bissouma (min. 46), Kai Havertz (min. 56), Eddie Nketiah (min. 67) y Cristian Romero (min. 74)

El Tottenham acudió al Emirates a contragolpear por la vía Madison-Heun-ming Son, su estupenda pareja de punta y mediapunta, pletóricos de complicidad. Ange Postecoglou, el entrenador, no tiene jugadores para otra cosa ni pretende otra cosa. Pero lo que se encontró fue que dispuso de la pelota incluso más que su sofisticado rival: un 54% del tiempo de acción. Tanto lo cuantificable como aquello que resulta intangible indica que algo falla en el Arsenal. Algo impide que el balón gire a la velocidad supersónica de hace un año. Odegaard parece más solo en los metros decisivos. El mediocampo no acaba de sincronizarse con los atacantes y las dudas en ataque generan inestabilidad en la retaguardia. Mikel Arteta cambia los engranajes en busca de la tracción perdida, sustituye los cojinetes, la bomba de agua, el alternador y la correa del ventilador. Pero el motor de su equipo sigue emitiendo un ruido inquietante. El Tottenham lo descubrió este domingo, como anteriormente lo mostraron el West Ham y el Fulham, todos capaces hacer chirriar al equipo que hace unos meses asombró a Europa.

El Tottenham procura aprender a vivir sin Harry Kane, su líder deportivo y espiritual, traspasado al Bayern en verano. Atraviesa una época de reconstrucción, sostenido por Sarr y Bissouma, dos mediocentros limitados bajo presión; comandado en defensa por un Romero con más lagunas de concentración que nunca; y sobreexpuesto a la dependencia de James Madison para emprender cualquier empresa más o menos ambiciosa. En este escenario, las enérgicas maniobras de presión del Arsenal durante la media hora inicial del partido causaron estragos. Odegaard y Gabriel Jesús son, probablemente, la pareja más agresiva del mundo a la hora de estirar al equipo a la caza de la pelota en campo contrario. El Tottenham los sufrió porque se vio encajonado, pero las ocasiones que le produjeron no resultaron tan nítidas.

Vicario, el portero, paró tiros a bocajarro de Gabriel Jesús y de Nkettah en la defensa de su primer palo antes de recibir el 1-0 al cabo de un contragolpe. Odegaard abrió para Saka y el extremo inglés, consentido por Udogie, remató con violencia al meollo del área. La pelota rebotó en Romero y fue a la red.

David Raya, la parada de la tarde

El Arsenal no supo explotar la ventaja. Según se agotaba el primer tiempo y Odegaard y Gabriel Jesús dosificaban sus esfuerzos defensivos, el Tottenham sintió que se aflojaban las ataduras que lo ceñían a su área. Madison dirigió las operaciones de avance y los desmarques de Son y Kulusevski crearon paredes y desorden. Del revuelo en la defensa local se aprovechó el joven Brennan Johnson para obligar al español David Raya a completar la parada de la tarde. El portero se desplazó de palo a palo para tapar el tiro de Johnson desde el punto de penalti. Fue el primer remate a quemarropa que detuvo en una secuencia de disparos que acabó en el gol de Son, sublime, a un toque adelantándose a Saliba que no le concedió más ángulo que una ranura. Ahí puso el pie el coreano para desviar el pase de Madison al segundo palo y anotar el 1-1.

La reacción de Arteta en el descanso sorprendió a todos. El vasco quitó a Declan Rice, el jugador más caro de la historia del club, 120 millones de euros, para poner a Jorginho; y sustituyó a Fabio Vieira, un interior, por Havertz, un jugador indefinible que si por algo no se definió fue por sus habilidades como interior. Le lastran la inconstancia, las distracciones, y el peso de un cuerpo demasiado grande para los desplazamientos largos repetidos. Con él en el mediocampo, el Arsenal giró en círculos. El 2-1, señalado vía VAR por mano de Romero a la salida de un córner mal defendido, fue un espejismo de remontada. Al minuto siguiente sucedió lo impensable: saque de centro del Arsenal, desconcierto de Jorginho con la pelota en los pies, robo de Madison y gol de Son. El 2-2, más que un accidente, fue la constatación de una realidad. Después de 200 millones gastados en el mediocampo el pasado verano (Havertz más Rice), el equipo que rozó la última liga inglesa no acaba de evolucionar.

Arteta: “Hemos echado en falta a cinco grandes jugadores”

“Rice tenía problemas de espalda”, explicó Arteta tras el partido. “Se encontraba realmente incómodo; hoy hemos echado en falta a cinco grandes jugadores”, añadió, en referencia a Partey, Trossard y Martinelli, todos lesionados.

Ange Postecoglou se dio el lujo de sustituir a sus dos jugadores imprescindibles, Madison y Son, asistente y goleador, a falta de 20 minutos para el final. Ambos estaban golpeados y daban muestras de cansancio. El partido se estiró hasta el minuto 100. Para fortuna, y también para desgracia del Arsenal, obligado a exhibir sus carencias ante una afición rendida a la fe ciega. El equipo ya no juega tan fácil, ni tan rápido, ni es tan preciso como en otros tiempos, y mucho menos si sale Gabriel Jesús y entra Nelson.

El 2-2 en el Emirates debió aliviar a Guardiola. El sábado, el técnico catalán observó con alarma cómo Rodri, su jugador más fiable, se hacía expulsar contra el Nottingham Forest (2-0) por coger del cuello a Gibbs White. Rodri, castigado con roja directa por acción violenta, podría ser baja por sanción ante el Arsenal, que recibe al City el domingo 8 de octubre. “Estoy enfadado”, dijo Guardiola. “Espero que [Rodrigo] aprenda a controlar sus emociones”.

En otros partidos de la jornada el Chelsea de Pochettino perdió (0-1) con el Villa de Emery y se descolgó al puesto 14º de la clasificación. El Liverpool se impuso al West Ham (3-1) en Anfield y se mantiene firme en la persecución del City. El Brighton de De Zerbi escaló al 3º puesto de la tabla tras vencer (3-1) al Bournemouth de Iraola, que se desploma al borde de los puestos de descenso (17º).

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