Polonia ha cerrado este lunes la etapa de ocho años de Gobierno ultraconservador de Ley y Justicia, que ha llevado al país a los márgenes de la Unión Europea comprometiendo el Estado de derecho. El Sejm, la Cámara baja del Parlamento, ha rechazado la investidura de Mateusz Morawiecki y horas después ha elegido a Donald Tusk como primer ministro. El líder de la formación de centroderecha Plataforma Cívica (PO) someterá su propuesta de Ejecutivo de coalición a una moción de confianza el martes. Los liberales esperan que la ceremonia de toma de posesión del nuevo Gobierno ante el presidente, Andrzej Duda, se celebre el miércoles para abordar sin dilación la tarea de reparar el Estado de derecho y devolver al país al centro de la UE en la cumbre de este jueves y viernes en Bruselas.
Tusk ha recibido el apoyo de 248 diputados, frente a 201 que han votado en contra. Tras la votación, se ha dirigido a la Cámara y ha agradecido a todos los que han contribuido para alcanzar ese momento. “A todos los polacos que podrían sentirse ofendidos, amargados, amenazados por estos ocho años de una política de desprecio hacia el diferente, el más débil. Estoy muy orgulloso de ustedes, de todos aquellos que pese al miedo, no sucumbieron a él”, ha declarado. “A partir de mañana podremos corregir los errores, de modo que todos los ciudadanos polacos se sientan como en casa en Polonia”, ha añadido.
Tras el nombramiento de Tusk, Jaroslaw Kaczynski, el presidente de PiS y líder de facto del Gobierno durante los dos mandatos que han terminado este lunes, subió a la tribuna cuando no tenía la palabra para dirigirse al nuevo primer ministro, al que le espetó: “Eres un agente alemán”. Esa es una de las clásicas acusaciones contra el político liberal, por los orígenes de parte de su familia y sobre todo, por su sintonía con la excanciller Angela Merkel. Antes, tras la votación en la que Morawiecki obtuvo 190 apoyos frente a 266 votos en contra, y fracasó la moción de confianza a su Gobierno, Kaczynski dijo también que ese era “el fin de la democracia polaca”. Preguntado sobre si tenía pensado felicitar a Tusk, respondió: “Debe estar usted bromeando”.
Pocos minutos después de la votación, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha felicitado al nuevo primer ministro polaco en la red social X, antes Twitter y ha manifestado su satisfacción por verle de nuevo esta semana en el Consejo. “Tu experiencia y tu fuerte compromiso con nuestros valores europeos serán muy preciados para forjar una Europa más fuerte, para beneficio de los ciudadanos polacos”, le ha transmitido. El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, también se ha dirigido al nuevo líder para instarle a mantenerse unido a Ucrania frente a su “enemigo común”, Rusia. Polonia fue uno de los más fieles aliados del vecino invadido, pero crisis como la del grano y la proximidad de las elecciones tensaron la relación entre los dos gobiernos.
La expectación este lunes era máxima en Polonia. En Varsovia, un cine ha proyectado en directo en pantalla grande la sesión parlamentaria y en YouTube, un récord de más de 270.000 la ha seguido en el canal oficial. En la tribuna del Sejm, el expresidente Lech Walesa y el próximo ministro de Justicia, el ex Defensor del Pueblo Adam Bodnar, se han emocionado tras la votación de Tusk y mientras sonaba el himno nacional, Dabrowski Mazurek. Las esperadas votaciones llegaban casi dos meses después de una jornada electoral que registró una participación histórica el pasado 15 de octubre. Tanto los ultraconservadores de Ley y Justicia (PiS) como los liberales de PO enmarcaron las elecciones de aquel día como el acontecimiento político más importante y decisivo del país desde 1989, cuando se celebraron los primeros comicios semidemocráticos que propiciaron el fin del comunismo.
Duda, afiliado a PiS hasta que optó a la presidencia, otorgó a Morawiecki el encargo de formar Gobierno por “costumbre parlamentaria”, pese a que no tenía la mayoría necesaria. La decisión del presidente ha mantenido en el poder dos meses extra al partido ultraconservador. En este tiempo, los medios polacos han dado cuenta de los intentos de PiS de apuntalar su poder hasta el último minuto, mediante el nombramiento de personas leales en puestos clave como la jefatura de la Agencia Polaca de Supervisión de Auditorías y la Autoridad Polaca de Supervisión Financiera. El viernes, Tusk acusó también a los nacionalpopulistas de arrojar dinero a los suyos “con los puños llenos” y prometió auditorías y revisión de decisiones ministeriales, en coordinación con la Fiscalía.
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Cuando Tusk sucedió a Kaczynski como primer ministro en 2007, no creyó necesario revisar y renovar las estructuras de poder de algunas instituciones clave. Personas cercanas a PiS en la cúpula de los servicios secretos se dedicaron a torpedear desde dentro el Gobierno liberal. Aprendida la lección, el dirigente, que ha vuelto a Polonia después de presidir el Consejo Europeo (2014-2019) y el Partido Popular Europeo (2019-2021), se propone hacer una limpieza profunda en instituciones y empresas públicas.
En algunos casos no será sencillo terminar los mandatos blindados por PiS. Lo ha recordado este mismo lunes el Constitucional, un tribunal formado por personas leales a los ultraconservadores que ha lanzado un nuevo desafío a Bruselas. Tras meses de inactividad y bloqueo, ha declarado también inconstitucional las reformas acordadas con la Comisión para desbloquear los más de 35.000 millones de euros suspendidos por el deterioro del Estado de derecho. El tribunal es una de esas instituciones que irán a la contra y en las que no será fácil hacer cambios.
Viaje a Bruselas
Pocas horas después de tomar posesión, Tusk espera poder viajar a la cumbre de la UE con los países de los Balcanes occidentales el miércoles y a Bruselas el jueves, para participar en el último Consejo Europeo del año, del que se esperan decisiones cruciales sobre el futuro de Ucrania. El nuevo primer ministro tiene también la misión de que los fondos europeos vuelvan a fluir a Varsovia, con independencia de la decisión del Constitucional.
El proceso para cumplir con las exigencias de Bruselas y recuperar el imperio de la ley en Polonia no será sencillo, porque muchas medidas requieren de la cooperación del presidente Duda. El equipo que capitaneará el ex Defensor del Pueblo Adam Bodnar al frente del Ministerio de Justicia ya tiene un plan para adoptar algunas medidas que no requieran la firma del presidente. Para enviar un mensaje a la Comisión Europea de que la justicia polaca va a alinearse a los principios europeos una de las primeras iniciativas será unirse a la Fiscalía europea.
Tusk ha advertido a sus futuros ministros de que les esperan semanas de trabajo intenso y ha pedido cooperación entre departamentos. Uno de los que más trabajo inmediato tendrá será el nuevo titular de Finanzas, Andrzej Domanski. Tras su primera reunión de trabajo con su futuro Gabinete el viernes pasado, Tusk avanzó que a partir del 1 de enero los profesores recibirían el aumento de sueldo prometido y que el programa de ayudas estrella de PiS, el conocido como 500+ que otorga 115 euros por hijo al mes, pasará a ser el 800+, con 184 euros mensuales.
El nuevo Ejecutivo constará de tres patas que no siempre serán fáciles de conciliar: los liberales de Coalición Cívica, que agrupan a PO y otros partidos minoritarios; Tercera Vía, formada por los democristianos de Polska 2050 y el partido agrario PSL; y el minoritario socialdemócrata Lewica. Este Gobierno abordará inmediatamente cambios en los medios de comunicación públicos. Ley y Justicia ha convertido a la TVP, la cadena de televisión pública, en una maquinaria de propaganda durante sus ocho años en el poder.
Otros asuntos considerados prioritarios para una parte del electorado y que centraron la campaña electoral, como el derecho al aborto, prometen generar fisuras en el seno de los socios liberales. Con elecciones europeas y municipales previstas para el año que viene, y presidenciales en 2025, la tumultuosa política polaca no cierra una era convulsa para empezar una etapa de calma. PiS ya está al acecho.
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