Un equipo de ingenieros ha conseguido crear un dispositivo revolucionario capaz de replicar con precisión una variedad de sensaciones táctiles, emulando con notable fidelidad el tacto humano. Esta innovación tecnológica se ha introducido como una solución que supera las limitaciones de los dispositivos hápticos convencionales, que en su mayoría solo pueden producir sensaciones básicas, como las vibraciones.
El aparato, que es pequeño, liviano y sin cables, ha sido creado para aplicarse sobre la piel y poder producir diversos estímulos, como tirones, estiramientos, presiones, deslizamientos y giros. Una de sus cualidades más sobresalientes es su habilidad para fusionar múltiples sensaciones táctiles simultáneamente, lo que brinda una vivencia más intensa y auténtica. Asimismo, se puede regular la velocidad de las sensaciones, lo que permite al usuario ajustar su experiencia táctil a sus preferencias.
El dispositivo, que es compacto, ligero e inalámbrico, ha sido diseñado para colocarse sobre la piel y ser capaz de generar una variedad de estímulos, tales como tirones, estiramientos, presiones, deslizamientos y torsiones. Una de sus características más destacadas es su capacidad para combinar diferentes sensaciones táctiles al mismo tiempo, lo que proporciona una experiencia más rica y realista. Además, es posible ajustar la velocidad con la que se producen las sensaciones, permitiendo al usuario personalizar su experiencia táctil.
El jefe del proyecto, John A. Rogers, señaló que una de las restricciones de los actuadores hápticos tradicionales es su capacidad limitada para generar solo contacto superficial en la piel, mientras que el sentido del tacto humano percibe una gama mucho más compleja de sensaciones. «Nuestra meta era diseñar un dispositivo capaz de aplicar fuerzas en cualquier dirección, como empujar, girar o deslizar», afirmó Rogers. Para conseguirlo, el equipo creó un actuador extremadamente diminuto que permite mover la piel en varias direcciones de forma controlada y programable.
El director del proyecto, John A. Rogers, explicó que una de las limitaciones de los actuadores hápticos convencionales es que solo son capaces de generar contacto superficial en la piel, mientras que el tacto humano es capaz de percibir una gama mucho más compleja de sensaciones. «Queríamos crear un dispositivo que pudiera aplicar fuerzas en cualquier dirección, como empujar, girar o deslizar», comentó Rogers. Para lograr esto, el equipo desarrolló un actuador extremadamente pequeño que permite mover la piel en diversas direcciones de manera controlable y programable.
Para superar esta limitación, los ingenieros desarrollaron el primer actuador capaz de aplicar fuerzas en todas las direcciones sobre la piel, activando los mecanorreceptores, que son las terminaciones nerviosas sensibles al tacto. Este actuador es diminuto, midiendo solo unos pocos milímetros, y utiliza un pequeño imán junto con bobinas de alambre organizadas en forma de espiral. Al pasar electricidad a través de las bobinas, se crea un campo magnético que desplaza el imán, lo que permite simular una variedad de sensaciones táctiles, como pellizcos, estiramientos, compresiones o toques.
Aparte de su capacidad para crear sensaciones, el dispositivo integra un acelerómetro que monitorea su orientación en el espacio. Esto le permite modificar la retroalimentación táctil según la posición y el movimiento del usuario. Por ejemplo, si el dispositivo se sitúa en la mano, puede identificar si la palma está hacia arriba o hacia abajo y seguir sus movimientos, velocidad y rotación. Esta habilidad es crucial para mejorar la interacción con entornos virtuales o para simular la percepción de texturas en pantallas, proporcionando una experiencia más envolvente y precisa.
Además de su capacidad para generar sensaciones, el dispositivo incorpora un acelerómetro que rastrea su orientación espacial. Esto le permite ajustar la retroalimentación táctil en función de la posición y el movimiento del usuario. Por ejemplo, si el dispositivo se coloca en la mano, puede detectar si la palma está hacia arriba o hacia abajo, y seguir sus movimientos, velocidad y rotación. Esta capacidad es clave para mejorar la interacción con entornos virtuales o para simular la sensación de texturas en pantallas, ofreciendo una experiencia más inmersiva y precisa.
La capacidad de convertir sonidos en vibraciones táctiles también es una de las innovaciones destacadas de este dispositivo. Al permitir que el usuario «sienta» la música y distinga entre diferentes instrumentos mediante vibraciones, la tecnología abre nuevas posibilidades para las personas con discapacidades auditivas, proporcionando una forma única de experimentar el sonido a través del tacto.
El equipo de ingenieros está convencido de que su invención tiene el potencial de reducir aún más la brecha entre el mundo físico y el digital, mejorando la interacción en entornos virtuales y haciendo que las experiencias digitales sean más naturales y atractivas. La combinación de alta precisión, versatilidad y adaptabilidad de este dispositivo podría transformar sectores como el entretenimiento, la medicina, la educación y la asistencia a personas con discapacidades, marcando el comienzo de una nueva era en la tecnología háptica.