El cuerpo humano está ‘diseñado’ para mantener una temperatura interna alrededor de 37 grados (una décima más, una menos en función de la persona y el contexto). Cuando la temperatura ambiente supera esta cifra, nuestra organización activa una serie de mecanismos (como sudar o dilatar los vasos sanguíneos) para refrescar la intención. ¿Pero qué pasa cuando los termómetros se disparan y llegamos a los umbrales de calor extremo? Según apunta un nuevo informe de la Universidad de Roehampton (Reino Unido), cuando el mercurio sube por encima de 40 o 50ºC nuestra organización alcanza «un estado crítico» que, en los casos más extremos, puede derivar en caídas multiorgánicas e incluir la muerte.

La explicación es la siguiente. Paraca lucha contra el calor extremonuestro cuerpo pone en marcha toda su maquinaria para tratar de reducir la temperatura interna. Para ello, una de las primeras cosas que hace es acelerar su tasa metabólica (es decir, el mecanismo que le permite obtener energía para, a su vez, poner en marcha otros procesos de regulación térmica). Cuando el calor es moderado, estas herramientas suelen funcionar con éxito. Pero cuando los termómetros se paran hasta valores extremos, todos estos circuitos internos empiezan a fallar y, a su vez, el cuerpo empieza a acumular daños en cascada.

Cuando los termómetros suben por encima de los 40 o 50 grados, el cuerpo entró en «estado critico»

En los casos más extremos, las las altas temperaturas pueden dañar desde las membranas celulares hasta órganos como el cerebro, los pulmones y el hígado, así como el conjunto del sistema cardiovascular. Uno de los ‘circuitos’ más afectados es justamente el del corazón, que para intentar mantener toda la maquinaria en marcha empieza a bombear sangre con más intensidad (lo que provoca, por un lado, un aumento de la frecuencia cardíaca y, por otro , reducción de la presión arterial). Todo esto puede acabar que lleva a la insuficiencia cardíaca o una caída multiorgánica que, en los casos más graves, puede causar la muerte.

Problema de salud pública

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Hace años que expertos y autoridades sanitarias han comenzado a señalar el calor extremo como un problema de salud pública. Sobre todo ahora que, según advierten los científicos estudios más importantes elaborados hasta la fecha, las altas temperaturas se han vuelto cada vez más frecuentes y, en un futuro, podrían ir a más. Los pronósticos apuntan a que hacia finales de siglo en toda la zona del Mediterráneo, incluida España, los termómetros podrían desaparecer entre cuatro y siete grados respecto a los umbrales reales. Este factor, a su vez, también aumenta el riesgo de sufrir olas de calor más extremas y frecuentes.

¿Pero por qué son tan peligrosas las altas temperaturas? Según explican los expertos, “el calor es un disparador de enfermedades«. En la mayoría de los casos, de hecho, la gente no muere de un golpe de calor. La mortalidad durante los episodios de temperaturas extremas suele dispararse por»problemas cardiovasculares Vaya respiradores agravados por las altas temperaturas». El verano pasado, según cálculos del Instituto de Salud Carlos III, se registraron unas 20.000 muertes más de lo normal debido a unos meses de calor extremo en los que se alcanzaron cientos de registros de temperatura y se registraron temperaturas superiores a los 40 grados en varios puntos del país.