Los primeros latidos que vieron reflejados en una pantalla y más tarde escucharon las familias de tres pacientes del King Faisal Specialist Hospital & Research Centre (KFSH&RC) de Arabia Saudí tras ser sometidos a complejas intervenciones quirúrgicas fueron el mejor sonido que habían escuchado nunca. Los latidos que oímos son, en realidad, el ruido que producen las cuatro válvulas cardiacas al abrirse y cerrarse, y el tic tac de las válvulas de las tres pacientes, una niña de ocho meses recién trasplantada, una joven con un embarazo de alto riesgo y una octogenaria con insuficiencia cardiaca era perfecto tras la cirugía. El corazón de la niña latía entre 120 y 140 veces por minuto (lo normal en un bebé de esa edad), el de la joven 60 y el de la anciana alrededor de 50 veces. La frecuencia cardiaca, el lenguaje del corazón, hablaba a las claras: todo había ido bien.

Muy pocos hospitales abordan con altas probabilidades de éxito intervenciones de tanta complejidad como las que lleva a cabo el KFSH&RC en pacientes de Oriente Medio y del resto del mundo. Estas operaciones representan un reto para los equipos multidisciplinares que participan en ellas y muestran el alto grado de especialización que se requiere para afrontar las consecuencias más complejas de las enfermedades cardiovasculares, cada vez más frecuentes.

Se abusa con frecuencia del término ‘epidemia’ para referirse a problemas de salud prevalentes o que presentan una incidencia creciente, pero en el caso de las patologías cardiovasculares la palabra se emplea con propiedad. Efectivamente, estamos ante una epidemia. Los trastornos del corazón y los vasos sanguíneos se cobran 18 millones de vidas al año, según la OMS. El 80% se deben a cardiopatías coronarias y a accidentes cerebrovasculares, y un tercio de los fallecimientos se producen en personas de menos de 70 años.

Primera causa de muerte

Las cifras actuales y las previsiones muestran la magnitud del problema de salud pública al que nos enfrentamos. Las estimaciones de las sociedades científicas de cardiología señalan que en 2030 los fallecimientos en el mundo se elevaran a 30 millones al año. El problema es global y España no es una excepción. Las enfermedades cardiovasculares afectan en nuestro país al 9,8% de la población. Según la Estrategia Nacional de Salud Cardiovascular elaborada por el Ministerio de Sanidad, en 2019 “constituyeron la primera causa de muerte, con un 27,9% del total”. El documento añade que “la elevada prevalencia de las enfermedades cardiovasculares (ECV) y de sus factores de riesgo, así como su impacto actual en salud, calidad de vida y consecuencias económicas y sociales, configuran a la salud cardiovascular como un reto social y sanitario de primer orden”.

Las enfermedades cardiovasculares afectan en España al 9,8% de la población. Según la Estrategia Nacional de Salud Cardiovascular elaborada por el Ministerio de Sanidad, en 2019 “constituyeron la primera causa de muerte, con un 27,9% del total”

Con motivo del Día Mundial del Corazón, las sociedades científicas, autoridades sanitarias y la OMS vuelven a insistir en la importancia de controlar los factores de riesgo que conducen a la ECV. El tabaquismo, la hipertensión, la hipercolesterolemia, el sobrepeso y la obesidad, así como el consumo de alcohol y el sedentarismo son a largo plazo letales para el corazón. Actúan de forma silente pero implacable. Las estrategias de prevención van encaminadas a reducir la prevalencia de estos factores de riesgo y para conseguirlo es importante “crear entornos propicios para que las opciones saludables se encuentren disponibles y sean asequibles”, apunta la OMS.

Junto a los factores de riesgo, cuyo control proporcionará resultados significativos a medio y largo plazo, hay otro elemento determinante en la ECV: la edad. El riesgo de padecer problemas cardiovasculares se multiplica con los años por el deterioro funcional propio del cuerpo. Cualquier órgano alcanza en torno a los 20 años el 100% de su capacidad y a partir de esa edad va perdiéndola paulatinamente. Los signos de enfermedad aparecen cuando la pérdida de funcionalidad se acentúa. De ahí que, además de prevenir los factores de riesgo para hacer frente a la ECV, es clave mejorar los tratamientos cuando esta ya se ha instaurado y disponer de centros punteros para abordarla. Existe consenso científico en resaltar la importancia de un enfoque multidisciplinario en el cuidado del corazón como el que ha aplicado de forma pionera el KFSH&RC.

Vista aérea de las instalaciones del hospital KFSH&RC en Riad, uno de los que gestiona la compañía en todo el país.

Un hospital de referencia mundial

El centro de la capital de Arabia Saudí, en línea con los mejores hospitales del mundo, aúna atención clínica, investigación y formación de profesionales, e implica en cada intervención a especialidades de muy distintas ramas de la medicina, de manera que el paciente es el centro del sistema organizativo del hospital. Este modelo se traduce en mejores resultados para los pacientes y sitúa a centros como el KFSH&RC en primera línea de la atención sanitaria mundial, capaz de afrontar problemas de salud que no pueden resolver otros centros hospitalarios. En 2022, el semanario Newsweek situó al KFSH&RC entre los mejores proveedores de atención médica del mundo.

La joven de 32 años que vive con una bomba artificial desde 2019 hasta disponer de un donante para un trasplante acudió a uno de los centros hospitalarios de Arabia Saudí a comienzos de este año para ponerse en manos de un equipo dirigido por la cirujana Nada Alsahan. Sufría insuficiencia cardiaca y esperaba un niño. En esta situación el embarazo se considera de alto riesgo y dar a luz salvando la vida de la madre y del bebé era todo un desafío. El equipo del KFSH&RC superó el reto practicando una cesárea en la semana 32 de gestación. “No se recomienda que las pacientes con bombas cardíacas queden embarazadas debido a la complejidad de la cirugía y los riesgos potenciales que implica. Sin embargo, con el progreso de la tecnología y la medicina pudimos realizar esta cirugía con éxito”, señaló la doctora Alsahan. La intervención brinda una esperanza a futuras pacientes con bombas cardíacas que sueñan con formar una familia.

La joven, de 32 años, vivía con una bomba artificial desde 2019, a la espera de un donante para un trasplante. En esta situación el embarazo se considera de alto riesgo, y dar a luz salvando la vida de la madre y del bebé era todo un desafío

Casi al mismo tiempo fue ingresada en el centro una octogenaria con insuficiencia cardiaca procedente de un hospital público que descartó por su alto riesgo realizarle un cateterismo cardiaco para sustituirle la válvula aórtica. El equipo del KFSH&RC, ante la imposibilidad de realizar el cateterismo por la vía convencional por el estrechamiento de las arterias periféricas inferiores de la paciente, lo llevó a cabo con éxito a través de una apertura en la parte superior del brazo derecho. El mismo resultado arrojó recién estrenado el año el trasplante de corazón a dos niñas, una emiratí de menos de ocho meses y otra saudí de 19 meses, que sufrían también insuficiencia cardiaca. La más pequeña se ha convertido en el bebé más joven de Oriente Medio en someterse a un trasplante de corazón.

Este tipo de intervenciones requieren equipos profesionales muy experimentados capaces de innovar y ofrecer tratamientos de vanguardia en hospitales como el KFSH&RC que transcurridos los años incorporan otros centros sanitarios a su práctica clínica. Los hospitales los aplican en enfermedades cardiovasculares o en trasplantes, y también en oncología, neurociencias y genética. La innovación forma parte de la Historia de la Medicina y este avance va ligado a personas e instituciones que marcan el camino a seguir proporcionando soluciones a pacientes muchas veces desahuciados.