Apenas unas horas después de que Tigist Assefa, una atleta etíope de 26 años, pasara triunfal por la Puerta de Brandeburgo y recorriera los últimos 200 metros apretando el paso para bajar de las dos horas y doce minutos, lo nunca visto, apenas unas horas después de que esta mujer batiera, o más bien triturara, el récord del mundo de maratón por más de dos minutos (dos horas, 11 minutos y 53 segundos), Adidas, su patrocinador, esparció por las redes sociales un anuncio rotundo, de solo 14 segundos, en el que se veían unas zapatillas gigantescas, las zapatillas blancas con las tres bandas negras usadas por Assefa, atadas a la torre de la televisión de Berlín, la ‘Berliner Fernsehturm’, mientras un helicóptero revoloteaba como una libélula a su alrededor. Suficiente.

Assefa venció con un modelo, Adizero Adios Pro Evo 1, que puede ser revolucionario y que permite a la marca alemana acabar con años de dominio de su gran rival, Nike, estadounidense, liderada por el intratable Eliud Kipchoge. Los responsables de marketing están esforzándose ahora por convertir estas zapatillas en un objeto casi inalcanzable. Por su precio, 500 euros; porque la única forma de conseguirlo -salvo en algunas pocas tiendas físicas en Berlín- es entrando a su web y apuntándose a un sorteo en el que el premio, viva el marketing, es desembolsar esos 500 euros, y porque ha corrido el rumor de que son de solo un uso: un par de entrenamientos y la carrera en la que quieres mejorar tu marca. Este modelo, además, solo pesa 136 gramos, frente a los 185 de las Vaporfly de la competencia.

Javi Moro, jefe de material deportivo de Corredor, una revista especializada en el atletismo y la carrera a pie, lleva 30 años analizando el calzado para correr y, aunque aún no se ha calzado esta novedad, sabe que Adidas ha variado su diseño para dominar el mercado. “Las últimas no eran tan efectivas, pero ahora han cambiado las espumas y tienen una geometría diferente. La misma placa de carbono lleva unas inserciones de espuma para que sea más reactiva en la parte delantera. Como un sándwich. Esas varillas de fibra de carbono actúan más independientemente que una placa de una sola pieza -que es lo habitual en la competencia-, pero con la misma forma curvada”.

Esta historia, esta revolución en el calzado que ha permitido batir todos los récords del mundo de las carreras sobre asfalto en cinco años, empieza una fría mañana de mayo de 2017 en el circuito de Monza, al norte de Italia. Ese día, Nike desplegó un dispositivo jamás visto, un maratón repleto de ‘trampas’, de ayudas no permitidas por el reglamento, para que Eliud Kipchoge se convirtiera en el primer humano en correr 42,195 kilómetros en menos de dos horas. Los estadounidenses invirtieron mucho dinero en aquel proyecto, denominado Breaking2, y una gran parte fue destinada a investigar cómo conseguir unas zapatillas para correr como nunca. Nike amplió la suela, tradicionalmente estrecha, para meterle una placa de carbono y unas espumas reactivas. El resultado fueron las Vaporfly, el primer prototipo de este calzado que cambiaría la historia del atletismo.

Ese día Kipchoge se quedó a 25 segundos de su objetivo, pero dos años después, el 12 de octubre de 2019, un nuevo proyecto llamado Ineos 1:59 Challenge, otra carrera organizada con unas condiciones similares, pero en el Prater vienés, Kipchoge, rebotando contra el suelo con aquel primer modelo evolucionado, ahora llamado Alphafly, logró su objetivo (una hora, 59 minutos y 40 segundos).

Assefa y Kipchoge en el podio del Maratón del Berlín.LISI NIESNER (REUTERS)

Ya nada volvió a ser lo mismo. Un día después, en Chicago, una atleta keniana prácticamente desconocida, Brigid Kosgei, batió el récord del mundo de maratón que ostentaba la británica Paula Radcliffe desde 2003. Luego vinieron las mejoras de Kipchoge en la prueba masculina. Las plusmarcas de Dennis Kimetto (2014) y Paula Radcliffe (2003) pasaron a la historia como las últimas logradas sin placa de carbono

Moro cree que Adidas puede acabar con la supremacía de Nike, que la logró gracias a una espuma en la suela llamada Pebax. “Era la misma que utilizaba una empresa aeroespacial británica para envolver ciertos productos que lanzaban a los satélites. Tiene una capacidad de expansión brutal, es muy resistente y muy ligera. Y han mantenido el secreto como si fuera la fórmula de la Coca-Cola, El Pebax actúa como un muelle, pero siendo termoplástico. Las suelas estaban casi huecas por dentro, como si fueran una esponja, y se convertían en una catapulta desde la parte del talón hacia adelante para hacerte salir disparado. Y tienen un segundo beneficio: se acabó la típica imagen del maratoniano cojeando al día siguiente. Yo era uno de esos y con estas zapatillas no me ha vuelto a ocurrir. La espuma te protege más del impacto y hace, además, que llegues más entero a los últimos kilómetros”.

Mientras Assefa destrozaba el récord del mundo en Berlín, Marta Galimany estaba corriendo por los caminos que hay alrededor del lago Matemale, en Font Romeu, en el Pirineo francés, en su preparación para el Maratón de Valencia (3 de diciembre). Por la tarde se sentó con su novio y entrenador, Jordi Toda, y vieron la carrera completa. Nada más acabar, la tarraconense, patrocinada también por Adidas, pensó: ¿Y yo podré correr con estas zapatillas en Valencia? “Creo que han hecho muy pocas y me han comentado que van a ver si nos consiguen un par, pero no nos lo pueden asegurar. No conozco a nadie que las haya probado. Carlos Mayo se las puso para hacer las fotografías de promoción y luego se las llevaron. Pero, bueno, si no llegan correré con las Adios Pro 3, que son las mejores de mi marca hasta que han llegado las nuevas”.

La plusmarquista española de maratón cree que esta revolución es solo un paso más en la evolución de los materiales, y asegura que más importante que el calzado, son las piernas. “Solo con las zapatillas, no vale. Y no solo ha evolucionado esto, también lo ha hecho la nutrición, el asfalto de las carreteras, los métodos de entrenamiento… Todo suma”.

Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites