Cualquier realidad, por feliz que parezca, tiene más de una cara. El baloncesto español vive, sí, un momento extático: tanto el masculino como el femenino, en categorías absolutas y de formación. La catarata de medallas (de la plata europea femenina de hace pocas semanas al oro mundial del júnior del domingo) parece ser el cuento sin fin de cada verano. ¿El pero? Uno no menor: si bien lleva dos décadas siendo el deporte colectivo más practicado por mujeres, superando siempre las 100.000 licencias anuales, cuatro de cada cinco chicas adolescentes lo abandonan. Las razones difieren poco de las que pueden aducir los chicos pero ellos, sin embargo, son más proclives a perseverar: falta de apoyo del entorno, dificultades para compaginar estudios y deporte… Lo detectó Endesa, que auspició un estudio de la exinternacional y psicóloga deportiva Mar Rovira allá por 2021. Desde entonces, la energética impulsa el proyecto Basket Girlz mano a mano con la Federación Española de Baloncesto (FEB) y el Consejo Superior de Deportes (CSD) para intentar poner remedio a la situación. ¿Qué hacer?
Lo primero, contarlo… Esa es la idea de fondo tras el documental que ahora ve la luz, The Coming of Age, que durante un curso sigue el día a día de 12 jugadoras que con solo 14 años toman la difícil decisión de abandonar sus hogares para apostar por el baloncesto y unirse a la cantera femenina más prestigiosa del país, el Siglo XXI, en Barcelona, una institución fundada hace casi 50 años que permite dedicar en torno a cinco horas diarias a los entrenamientos sin perjuicio de sus carreras académicas.
Desde que hace casi dos años el guionista y director Jorge Fernández Mayoral tomara los primeros planos —de ellas despidiéndose de sus familias, llegando al aeropuerto, conociendo a sus nuevas compañeras y la residencia Joaquín Blume para deportistas de élite, entrenando duro y durante los primeros partidos, que se saldaron con derrotas dolorosas—, desde que las 12 protagonistas aprendieron a incluir en sus rutinas el confesarse ante la cámara y grabarse unas a otras —deberes, tartas de cumpleaños y bailes, pero también lesiones y llantos—, ninguna había visto el documental resultante. Ni se habían imaginado el estreno por todo lo alto que tendría…
En su paseo por la Gran Vía madrileña camino de la sala de proyecciones ya se ve que son tan equipo que llegan vestidas de estricto blanco y negro, uniformadas, como si hubiera habido acuerdo previo: “Ha sido casualidad, te lo prometo”, confiesa divertida Mireia Jurado. Frente al Palacio de la Prensa, las cámaras las aguardan: el cine está empapelado con sus caras, huele a palomitas y los pósteres que adornan todo el pasillo que conduce a la sala oscura de proyecciones son los suyos, como auténticas estrellas de cine. Y lo que ocurre dentro no merma esa sensación que oscila entre la euforia y la incredulidad: las reciben Jorge Garbajosa, presidente de la FEB y legendario campeón del mundo español; también Marta Fernández, 120 veces internacional y presentadora de la gala… El patio de butacas reúne a lo más granado de nuestro baloncesto, la línea continua que va desde el primer oro, logrado en Perugia en 1993 (ahí están Mónica Messa o Carolina Mújica) hasta ellas, el futuro (sin ir más lejos, Iyana Martín, una de las 12, se encuentra ahora mismo dirigiendo a la selección española sub-18 en el campeonato europeo que se disputa en Turquía en el que, exhibición tras exhibición de la base ovetense, marcha invicta).
Tras una actuación del grupo musical Marlena que antecede al filme —toda la fila de las 12 tararea su tema Me sabe mal y bate en alto palmas—, Marta Fernández invita a varias al escenario. Micro en mano, sabedoras de la responsabilidad que cargan sobre sus hombros como ejemplo de todas aquellas que alguna vez han sentido la tentación de abandonar la práctica deportiva, lanzan mensajes con el mismo temple con el que lanzarían un tiro libre: “A veces es duro, a todas se nos ha pasado por la cabeza dejarlo, pero en el equipo encuentras una familia, aprendes unos valores que sirven para la vida, resiliencia; ¡merece la pena!”.
Cuando por fin se apagan las luces y empieza la película, la empatía opera su magia y todo el público se conmueve acompañando a las 12 jugadoras. ¿Y ellas? Iyana Martín, arrellanada en su asiento, apoya la cabeza sobre el hombro de la pívot de 204 centímetros de Canarias Nicole Domínguez. Algunas secuencias provocan las carcajadas —los planos a traición que se han grabado unas a otras durmiendo, las retahílas de palabrotas que la cámara pilla pronunciando a su entrenador, Isaac Pujol—; con otras, en cambio, no pueden evitar que se les salten las lágrimas. Su curso, en lo baloncestístico y lo personal, contiene todos los ingredientes de una buena historia: un comienzo complicado, un momento en el que una derrota más podía acarrear el dramático descenso de categoría, un grupo desunido que aprende a quererse y que, desde ese mismo instante en el que todas, dentro y fuera de la pista, comienzan a disfrutar las unas con las otras, empieza a ganar, hasta volverse casi invencible. Y un final en el que se entremezclan la nostalgia, las ganas de volver a casa con los suyos y la tristeza por quitar las fotos de las paredes de las habitaciones de la residencia Joaquín Blume y hacer las maletas, deseando en realidad regresar al año siguiente para pelear durante una nueva temporada. Porque juntas irá mejor.
Baloncesto, receta contra el abandono
“Si no practicas deporte es como si te faltara una parte de tu juventud”, enuncia con rotundidad Jorge Garbajosa, presidente de la FEB y ahora también de la Federación Internacional de Baloncesto en Europa (FIBA Europa). Y, para ilusionarse siendo tan joven y no rendirte, para acabar con el abandono prematuro, hacen falta referentes. Como estas 12 chicas. No porque el propósito deba ser convertirse en profesionales, no: “Por la increíble experiencia vital”, insiste Garbajosa. Porque, como ha demostrado el proyecto #LoInteligenteEsSeguir Basket Girlz de Endesa, la práctica de un deporte colectivo en edad adolescente te forja con unos valores que vas a poder llevar a gala siempre: generosidad, liderazgo, trabajo en equipo, sacrificio, temple, hábitos saludables… “Esta película pretende cambiar ese dato de abandono”, afirma su director; “Te enseña a caer y levantarte”, cuenta Irene Noya, gallega, justo la jugadora que, por una lesión en el pie, se perdió el final de temporada con sus compañeras. Como dice dice María Lacasa, directora de Marca y Patrocinio de Endesa: “Endesa lleva una década apoyando el baloncesto en todas sus categorías, de profesionales a edades de formación, y promoviendo acciones sociales como esta porque podemos contribuir a causas justas como erradicar este abandono. Y como atestigua, emocionada, Iyana Martín: “Esto no ha sido bonito solo porque le concede cada vez más espacio e importancia al baloncesto femenino. Esto ha sido para nosotras un auténtico regalazo”.